Para quienes viven con demencia, depender más de los cuidadores a menudo significa perder la libertad de movimiento. En muchos casos, las personas con pérdida de memoria desean salir y buscar maneras de escapar de sus casas o apartamentos. No es casualidad que quienes padecen demencia, tanto en etapas tempranas como avanzadas, anhelen el contacto con la naturaleza.
El efecto calmante de los espacios verdes: Numerosos estudios demuestran que la naturaleza tiene un impacto positivo en la salud mental, independientemente del nivel socioeconómico, la edad y el origen cultural. En un estudio a largo plazo, la Universidad de Aarhus (Dinamarca) demostró que una mayor exposición a espacios exteriores tranquilos se asociaba con un menor riesgo de desarrollar trastornos mentales.
Para quienes viven con demencia, la creciente ansiedad puede ser un factor de estrés cotidiano. Ser consciente del deterioro cognitivo es suficiente para causar angustia mental; la pérdida adicional de independencia y de la capacidad para tomar decisiones importantes en la vida, o el Alzheimer, contribuye a una mayor ansiedad en muchas personas que experimentan pérdida de memoria crónica.
Estar al aire libre puede ayudar a aliviar el estrés creciente . Eliminar las limitaciones del espacio vital permite que la mente se libere de los pensamientos temerosos relacionados con sentirse atrapada o limitada. El impacto positivo que tiene disfrutar de espacios verdes en el bienestar emocional es un beneficio suficiente para la mayoría de las personas con demencia.
Los beneficios de la vitamina D
Para quienes vivimos en climas con inviernos largos y oscuros, es lógico pensar que la vitamina D desempeña un papel activo y vital en nuestro bienestar. Nuestro cuerpo sintetiza la vitamina D mediante la exposición al sol. Para la mayoría, con 10 o 15 minutos de exposición solar adecuada varias veces por semana, nuestro cuerpo obtiene toda la vitamina D que necesita.
La escasez de esta vitamina crucial se asocia con una mayor incidencia de demencia. Varios estudios han mostrado resultados similares: la deficiencia de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer.
Dada la presencia de factores de riesgo, queda claro que pasar tiempo al aire libre solo es beneficioso para quienes padecen demencia.
Lugares familiares
La naturaleza ocupa un lugar importante en nuestros corazones, mentes y recuerdos. Ya sea por la gran cantidad de experiencias que hemos vivido al aire libre o por las numerosas vistas, sonidos y aromas que evocan recuerdos.
No es ningún secreto que cambiar los estímulos del entorno puede ayudar a activar diferentes áreas del cerebro. La variedad de estímulos que ofrece el exterior resulta atractiva para quienes viven con demencia o Alzheimer y puede ayudar a ejercitar vías neuronales menos utilizadas.
Actividad física
Finalmente, y no por ello menos importante, cabe destacar el impacto positivo que la actividad física tiene en el mantenimiento de una alta calidad de vida. El ejercicio contribuye a mantener un equilibrio en el sueño, la salud cardiovascular, respiratoria y mental. Todos estos aspectos pueden influir positivamente en el pronóstico y la progresión de la demencia y sus síntomas asociados.
No deben subestimarse los beneficios de salir al aire libre para las personas con demencia y sus cuidadores. Adoptar un enfoque holístico como terapia para una enfermedad que afecta todos los aspectos de la vida es una decisión acertada. Encontrar la manera de abordar múltiples fuentes de estrés simultáneamente es una de las mejores formas de mejorar la calidad de vida, ejercitar la mente y el cuerpo, y brindar nuevas vías para que una persona con demencia conecte con su pasado y su presente más pleno.
