Casi todos conocemos la fábula de Esopo sobre la liebre y la tortuga; sin embargo, al hacernos adultos, muchos perdemos de vista su moraleja. «Despacio y con paso firme se gana la carrera...» es un mantra que padres y maestros nos inculcan desde pequeños. Pero con el paso del tiempo, a veces oímos una voz interior que puede cuestionar la veracidad de esa afirmación e incluso nuestra propia fortaleza como personas.
Esto es especialmente cierto cuando alguien recibe un diagnóstico de demencia. ¿Cómo pueden usted o su ser querido mantener una actitud positiva al enterarse de que perderán la memoria en un plazo relativamente fijo? Lo cierto es que nosotros [médicos y familiares] quizá no podamos ofrecer mucho consuelo a la persona recién diagnosticada; sin embargo, podemos brindarle apoyo y ánimo reiterándole que una actitud positiva y centrarse en lo que puede hacer, no en lo que no, puede ser de gran ayuda.
Todos hemos oído hablar de los beneficios mentales y emocionales que conlleva una actitud positiva, y existen numerosos datos que lo demuestran. Entre otros, la reunión del Consejo Global de Salud Cerebral (GCBH), celebrada en el Reino Unido en 2019, reveló evidencia de que un mayor bienestar mental se asocia con una reducción del riesgo de demencia, y que es posible mantenerlo incluso si se experimentan deterioros en las capacidades cognitivas o la salud física. Sin embargo, numerosas investigaciones recientes realizadas durante el auge de la demencia en las últimas décadas también postulan que una actitud positiva puede mejorar la calidad de vida con demencia y evitar el empeoramiento de los síntomas o ralentizar la progresión de la enfermedad.
Sin embargo, escuchar esto y creerlo son dos cosas distintas. Generalmente, se requiere mucho apoyo emocional y moral de amigos, familiares y cuidadores para que uno tome medidas para normalizar el diagnóstico o interiorizar una actitud positiva. Una forma de empezar a abordar esto es ofrecer frases como "Puedo..." o "Voy a..." y animar a la persona con demencia a que las complete o las recite en voz alta.
A continuación se muestran algunos ejemplos que pueden servir de guía:
1. Haré lo mejor que pueda.
En las primeras etapas , habrá cambios o limitaciones en las funciones o tareas cotidianas que la persona con demencia podrá seguir realizando o logrando. Si bien esto puede ser decepcionante o difícil de aceptar al principio, es importante mantener una actitud positiva y repetir constantemente el mantra "Haré todo lo posible". Aunque es probable que la persona se desanime a veces, es importante recordarle que está haciendo todo lo posible, y que con eso basta, y que no es por falta de esfuerzo que pueda estar experimentando dificultades.
2. Puedo mantener la estructura con una rutina.
Mantenerse activo es una de las mejores maneras de mantenerse independiente. De hecho, los datos demuestran que mantenerse ocupado mejora la salud cerebral e incluso puede evocar recuerdos. En esencia, estar activo permite que las personas con demencia interactúen. Una de las maneras de que una persona con demencia se sienta independiente y tenga un propósito es crear una estructura mediante una rutina bien establecida. Esta es una de las funciones clave de una residencia de ancianos o centro de vida asistida, pero se puede lograr en casa usando listas de tareas o listas de verificación. Y una vez establecidas, seguirlas se vuelve automático.
3. Me apoyaré en los demás para recibir apoyo.
En las etapas iniciales y medias de la enfermedad, es importante que las personas con demencia se mantengan en contacto con amigos, familiares y médicos o terapeutas. Si la persona aún vive en casa o en una residencia asistida sin atención las 24 horas, es especialmente importante comunicarse con ella para ver cómo se encuentra y recordarle que usted está ahí para ayudarla o apoyarla cuando se sienta deprimida, sola o vulnerable.
4. Haré un esfuerzo para salir.
Si bien un entorno familiar es fundamental para que una persona con demencia prospere, también es importante salir o cambiar de aires con frecuencia, ya sea explorando la naturaleza o visitando un lugar querido. Está comprobado que la familiaridad puede ser clave para despertar alegría o evocar recuerdos, especialmente cuando se combina con sabores, aromas, sonidos y otros sentidos estimulantes. Por lo tanto, visitar un lugar que la persona frecuentaba antes del diagnóstico puede ser particularmente placentero o efectivo para fomentar la conexión.
5. Puedo acercarme a otras personas con desafíos similares.
En las etapas iniciales y medias de la enfermedad, los grupos de apoyo y los cafés de la memoria (que suelen estar en bibliotecas o centros locales para personas mayores) pueden ser un recurso fundamental y un excelente lugar para obtener consejos útiles, ánimo y sugerencias para tranquilizar la mente y mejorar el estado de ánimo. Por ejemplo, asistir a una reunión de grupo o a una sesión de terapia individual puede ser fundamental, y existen numerosos métodos terapéuticos que han demostrado ser de apoyo, ya sea simplemente hablar, fomentar la creatividad explorando nuevas vías a través de la música o la arteterapia, o simplemente pasar tiempo con otras personas que atraviesan dificultades similares en un entorno grupal. En cualquier caso, es fundamental que la persona esté acompañada por un familiar, un amigo o un cuidador con quien haya forjado una relación de confianza y arraigada.
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